Capítulo 18
Bella PVO
Sentía paz, tranquilidad y a la vez nerviosismo. Era imposible sentir una cosa si sentías la otra, pero yo lo hacía. No veía nada, todo era negro y por más que intenté abrir los ojos e incluso varias veces pensé que los tenía abiertos, todo seguía siendo negro.
Conté segundos, o el tiempo que yo pensaba que se correspondía a un segundo, conté más de 500 y finalmente por fin un nuevo sentimiento se instauró en mí. La impaciencia mezclada con el nerviosismo.
Abrí los ojos poco a poco, esta vez de verdad, solo vislumbré sombras. Una sombra clara se aproximó hacia mí.
-Señorita Swan- me llamó una voz desconocida- ¿señorita Swan?
Intenté contestar pero me fue imposible por lo que me limité a asentir. La sombra clara era la bata de una enfermera que estaba revisando los goteros del suero.
Poco a poco la realidad y la obviedad cayeron sobre mí como si de una leve lluvia se tratase.
-¿Estoy en un hospital?- pregunté aturdida.
-Sí, lo estás- me respondió una voz que conocía bien.
-Alice, ¿qué pasa… que ha….?- en ese momento recordé todo. Estaba en Seattle, la demanda por la custodia de Ethan, el viaje inesperado, las oficinas de Edward, Edward enfadado… y nada más.

Diez minutos después la calma había vuelto y Alice volvió a mi lado.
-Bella…- me llamó tranquila.
-Alice, Alice trae me a Ethan trae a mi niño conmigo, por favor Alice…- dije a la velocidad del ave.
-Respira Bella. Tranquilízate.- Alice me daba suaves golpes en la frente- Ethan está bien. Está en la guardería como todas las mañanas. Y tú tienes que calmarte, has tenido un ataque de ansiedad mezclado a que estas semanas no te has alimentado precisamente bien has perdido el conocimiento durante dos horas. Así que clámate o no verás a Ethan.
-Pero Alice…- intenté convencerla de que solo me tranquilizaría si estaba junto a mi hijo.- tú no sabes lo que pasa.
-Edward me lo ha contado… o lo ha intentado. Él tampoco lo entiende-
-Edward miente. Él lo hizo, él lo sabe todo- los pitidos comenzaron a sonar cada vez más seguidos y Alice se levantó de la silla que estaba a mi lado para apoyar las palmas de sus manos en mis hombros, obligándome a apoyar la espalda en el colchón y a la vez a tranquilizarme.

-Pues yo no quiero verle- contesté tajante desviando la mirada hacia la ventana.
-Como quieras Bella- me dijo Alice con un gran suspiro- pero si lo dices por alguna de las chorradas como las que me ha dicho Edward de que ha intentado tener la custodia completa de Ethan, te adelanto que te equivocas de una forma terrible y que estás juzgando sin saber la verdad…
-¡No puedes saberlo Alice!- la reproché.
-Sí que puedo hacerlo. Bien sabes tú que todas las citas de Edward pasan por mis manos y no ha tenido ninguna cita judicial en los últimos ocho meses- me dijo mirándome fijamente haciéndome llegar el mensaje que no decía en voz alta. No había vuelto a tener contacto con un abogado desde nuestro divorcio.
No me había dado cuenta de que Alice se había alejado de mí y se dirigía a la puerta.
-¿Alice dónde vas?
-A avisar a Edward- dijo como si nada- tenéis que hablar….- terminó cantando.
-No, Al. No, por favor.- supliqué.
-¿Por qué no quieres ver a Edward?- me preguntó como si fuese algo que nunca hubiese presenciado, algo imposible. Y es que siempre que veía a Edward me albergaban muchos sentimientos. La mayoría de las veces eran buenas, pero está vez no. Tenía miedo. Miedo por cómo había sido las últimas veces que nos habíamos visto y miedo porque aunque no hubiese pruebas contra él en lo de la custodia de Ethan, tampoco las había para creer lo contrario.
-No estoy de humor, pero por favor dile de mi parte que estoy bien, que vuelva al trabajo y que no se preocupe por mi salud.- Alice asintió y salió de la habitación dejándome unos escasos minutos para volver a ponerme en situación y analizar las cosas desde una nueva perspectiva.
Si Edward no había pedido la custodia total de Ethan, ¿quién podría haber sido?

¿Edward a través de otra persona? Podría ser… una parte de mi cabeza me gritaba que no, que aunque Edward hubiese pensado Ethan siempre sería lo primero para ambos. Pero había otra parte muy potente que me gritaba aún más fuerte que yo ya no conocía a Edward, al menos no al Edward de ahora el cual estaba con Nicole…
¿Nicole? Una nueva posibilidad se introdujo en mi cabeza. Siempre había pensado en Nicole como una mujer fuerte que manejaba a Edward pero, ¿y si había sido Nicole quién quería quitarme a Ethan para convertirse ella en su madre? Tenía que investigar.
Edward PVO
Llevaba en la sala de espera hora y media sin saber nada de Bella. ¿Qué le había pasado?, ¿qué tal se encontraba?, ¿quién le había mentido en lo de la custodia de nuestro hijo?
Yo nunca apartaría a mi hijo se su madre ni tampoco haría sufrir a Bella quitándola a su hijo, nunca. Me dolía el saber que ella pensaba que era capaz de eso. ¿A caso no me conocía?
De un momento a otro Alice apareció por el pasillo que conducía a las habitaciones con una sonrisa en el rostro. No habíamos solucionado nuestros problemas pero en este momento estábamos en una especie de tregua.

-¿Qué pasa?- la pregunté con curiosidad.
-Ella no quiere verte.- dijo. Una ráfaga de aire frío llegó desde algún punto de la habitación para meterse en mi cuerpo.
-¿Qué?- pregunté sin darme cuenta.
-Qué no quiere verte- me repitió de forma sincera.
-Eso es por el efecto de la anestesia, no sabe lo que dice- la intenté convencer mientras me daba la vuelta e intentaba continuar con mi camino hacia su habitación.
-No han usado anestesia con ella- me dijo agarrándome de nuevo del brazo para hacerme retroceder los escasos pasos que había dado.- no quiere que estés con ella, es simple.
-Alice, es una tontería, una de las más grandes que haya podido oír en mi vida. Por dios es Bella…- intenté darle un explicación pero su mirada no aminoraba la dureza dijese lo que dijese. Haciéndome ver que la realidad era que Bella no quería verme.
-No lo entiendo- dije pasándome una mano por el rostro.
-Digamos que no has sido muy amable las últimas veces que os habéis visto. Bella no confía en ti y sigue débil. Solo con decirla que querías hablar con ella la ha aumentado el ritmo cardiaco de manera alarmante. Espera a que esta más tranquila por lo menos, no quiero verla de nuevo tumbada en el suelo sin sentido y con espasmos respiratorios.- eso me trajo de vuelta a la realidad. Es cierto que no había sido el Edward de siempre con ella últimamente pero solo era porque… no sé porque era. Reaccionaba así en su presencia y punto. No lo hacía queriendo, mi cabeza cambiaba el chip solo. En ese momento llegué al verdadero porque.
-Alice, yo no he sido. Yo nunca alejaría a Ethan se Bella. ¡Nunca!- exclamé desesperado. La situación me superaba pero me superaba mucho más el saber que la persona con la que había compartido mi vida y la había entregado el corazón desde hace siete años, ahora no me creía.
-Ya lo sé Edward, y creo que ella también lo sabe. Pero sea quien sea esa persona que se lo dijo ha sabido lavarla el cerebro muy bien.
-Déjame pasar, por favor.- la imploré.
-No. Por favor Edward, compréndeme. Vuelve a la oficina Jasper tiene que estar de los nervios.
-No puedo volver a la oficina, estoy demasiado ansioso.- dije exasperado- déjame verla, solo un minuto será suficiente para calmarme.- la pedí.
-Edward por favor, no me lo hagas más difícil. Hagamos una cosa; tú te vas ahora y cuando Bella salga del hospital hablareis. Si ella se sigue negando la llevaré por la fuerza, pero hablareis- no me gustaba la idea de que Bella hablase conmigo a la fuerza pero si era el único método para aclararle las cosas, lo aceptaba.
-Está bien… pero no voy a ir a la oficina. Volvería locos a todos los empleados. Llamaré a Jasper para que ocupe mi lugar lo que queda de jornada.- Alice asintió y se dio media vuelta para volver junto a Bella pero yo tenía que decirla algo antes.
-Alice- llamé
-¿Sí?- se volvió con una sonrisa.
-Gracias- le devolví la sonrisa. Ella me respondió con un simple asentimiento de cabeza antes de dase la vuelta de nuevo.
Bella PVO

Rosalie supo del acercamiento que tuve con Alice en su momento y se alegró por mí pero en el fondo sabía que ella respiraba tranquila. Ahora podíamos quedar las tres sin problemas de horarios.
Dos horas después salí del hospital por mí misma. El doctor me había recetado unos calmantes para que los tomase antes de dormir y así prevenir un futuro ataque de ansiedad y ante todo me había ordenado que me tomase la vida más tranquilamente.
Estuvimos sentadas en un café del centro poniendo al día a Rosalie sobre el tema de Nicole.
-Sinceramente creo que eso que planteas es imposible Bella. Te lo digo yo que soy abogada familiar. Trato estos casos casi a diario y una demanda de ese estilo solo lo pueden hacer los padres o tutores legales del menor.- me informó-Rose, Edward no ha sido. Pongo la mano en el fuego por él y te aseguro que no me quemo.- acotó Alice de forma cortante.
-Yo tampoco apostaría al cien por cien que ha sido Edward- les informe. Rosalie se quedó mirando la mesa concentrada en sus pensamientos y Alice me dedicó una mirada de felicidad. Si bien antes no era partidaria de que Edward volviese conmigo ahora era la presidenta del club ‘’que se reconcilien Edward y Bella’’.
-Yo te digo las cosas como son Bells, es… imposible pero de todas formas voy a hacer algo inusual. Investigaré a Nicole para ver quién es su abogado y escarbaré informes para ver si ha tenido algo que ver.
-Gracias Rose- dijimos Alice y yo al unísono.
Alice me llevó de vuelta a casa y por el camino me dijo lo difícil que había sido hacer que Edward desistiera en su idea de ir a verme. Un parte de mi se sentía alagada de que quisiera verme aunque fuese por un mísero minuto y la otra estaba aliviada de que no hubiese entrado. También me informó de la promesa que le hizo.
-No te preocupes Alice, hablare con él sin que me tengas que llevar a rastras.- le prometí.
-¿Y cuándo va a ser eso?- me preguntó con un toque de sarcasmo.
-Alice no me presiones por favor- ella me dedicó una mirada de tristeza y yo como una boba sonreí- mañana hablaré con él.
-Gracias. ¿Vas a ir a ver a Ethan?- preguntó cambiando de tema.
-Hoy no creo, estoy demasiado nerviosa. Además Edward está con él y no me apetece encontrarme con él todavía.
-Bella prométeme una cosa- me pidió Alice. Habíamos llegado a mi piso y permanecíamos en el coche con el motor apagado y la radio encendida pero a un volumen bajo. El ‘’take care’’ de Rihanna y Drake sonaba de fondo creando un ambiente relajante y envolvente.
-Claro, ya sabes píseme lo que quieras- la respondí extrañada.
-No te vuelvas a ir a Nueva York. Por favor- me imploró con una mirada triste.
-Alice en cuanto recibí esa carta allí…- inspiré profundamente mientras miraba mi regazo- supe que me necesitabais aquí y que yo os necesitaba también. Así que no voy a volver a Nueva York, aunque la mayoría de mis cosas están allí.

Subí a mi piso. Limpié el polvo por encima y puse sábanas en mi cama. El sueño comenzó a vencerme antes de siquiera haber cenado, me dije que se debería a algún medicamento que me hubiesen dado en el hospital.
.
Agradecí haberme acostado pronto cuando a las 6 de la mañana mi teléfono empezó a sonar. Tantee la mesilla guiada por la vibración y descolgué medio dormida.
-¿Sí?- pregunté con voz soñolienta arrastrando las palabras.
-Bella he descubierto algo, ven cuanto antes por favor- era Rose.
-Muy bien- contesté aun dormida. Nada más colgar me estiré en la cama y me permití varios minutos más de sueño hasta que la realidad llegó a mí.
Rosalie había descubierto algo sobre Nicole, algo importante, algo que urgía tanta prisa como para despertarme a las seis de la mañana.

Llamé a Rosalie para avisarla de que llegaría dentro de un rato a su casa pero que la nieve me complicaba el camino. La pedí alguna pista sobre lo que me tenía que contar pero se negó en redondo.
Hora y media más tarde llegué a casa de Rose y esta me abrió la puerta incluso antes de que pudiera llamar al timbre haciéndome un gesto con la boca y los dedos para que guardara silencio. Supuse que Hayden seguía dormida.

-¿Rose qué pasa?- pregunté suavemente.
-He descubierto cosas turbias contra Nicole. No sé si fue ella la que pidió la demanda, pero creo que deberías leer su expediente y saber con qué tipo de persona está viviendo tu hijo y Edward.
Eso causó mi intranquilidad y con ansias me dirigí a su sillón de piel detrás del escritorio. El escritorio estaba lleno de papeles sin orden ni concierto y el flexo continuaba dado a pesar de la abundante claridad que entraba por los ventanales.
Cogí la primera hoja y comencé a leerla pero no entendía nada. Eran notas numéricas, como cuando acabas la carrera y las cuelgan en internet.
-Rose no entiendo, ¿qué es esto?- la pregunté señalando la hoja. Mi amiga se acercó a mí con un bostezo y cogió la hoja para leerla por encima.
-Son los resultados del examen de Nicole- me dijo devolviéndome la hoja.
-¿Qué examen?, ¿y cómo sabes que son de ella si aquí no viene su nombre?- la pregunté mirando la hoja con detenimiento por si me había perdido algún detalle en el que nombrase el nombre de Nicole por alguna parte.
-No viene su nombre pero si su D.N.I- me indicó un conjunto de números en concreto los cuales marco con un rotulador fluorescente amarillo.
Seguí el rumbo del rotulador hasta llagar a la nota y me quedé helada. Su nota era de un 3.8.
-¿Rose qué significa esto?- repetí.
-Significa que no aprobó el último examen. Vamos que esta tiene de psicóloga lo que yo de vidente. Nada. – me aclaró estirando los brazos para enfatizar sus palabras.
-¿No es psicóloga?- pregunté alucinada. Recordaba que Alice me habló de ella hace unos meses y me dijo que había ayudado a muchas personas.
-Eso no es todo.- Rose revolvió los papeles de su escritorio hasta dar con una capeta azul que permitía ver su interior y sacó varios documentos más.

-Oh dios mío. Edward está viviendo con una loca, una lunática… y mi hijo también.- dije sentándome en el sillón de nuevo intentando asimilarlo todo.
-Bella…, Bella vuelve que falta una parte importante- me llamó alzando un poco la voz mi amiga- en lo referente a su familia…. ¿a que no sabes de quién es hija?- me dijo como si la respuesta fuese de dominio público.
-Pues no-
-De los Vulturi. Concretamente la hija menor. Son siete hermanos, tres chicos y cuatro chicas. Todos son abogados menos Nicole, incluso su padre Aro Vulturi.- y en ese momento varios recuerdos de Rose diciendo que ese abogado era imposible de vencer llegaron a mí.
-Nunca han perdido un caso. Se ha comentado varias veces que falsifican pruebas o que compran al juez pero no hemos podido hacer nada para demostrarlo. Los únicos que podrían hacerlo son sus clientes y ellos no van a clavarles un puñal por la espalda si les han sacado las castañas del fuego. A parte de que casi todos sus clientes son famosos.
-Pero….- dije medio ida.
-Y no se les puede denunciar ni acusar a un juez contra nada. Porque si hay un abogado capaz de defenderse a sí mismo ese es Aro Vulturi.
-No me lo creo- dije aún en shock.
-Siento que…- Rose comenzó a hablar pero el llanto de su hija comenzó a resonar por toda la casa.
-Ahora vuelvo, espera cinco minutos.
Vi como mi amiga subía las escaleras corriendo y yo no perdí oportunidad. Metí todos los documentos en la capeta azul transparente a toda prisa. Cogí todos los papeles que estaban en el escritorio de Rose y antes de que Rose bajara yo ya estaba arrancando el coche. Salí de la casa de mi amiga y antes de perder la casa de vista vi como salió a la puerta buscándome.
Llegué lo más rápido que pude a la casa donde vivía mi hijo con claras intenciones. Una era desenmascarar a Nicole y la otra sacar a mi hijo de allí.
Abrí la puerta con la llave que me pertenecía. Nunca se la había devuelto a Edward pero él tampoco me la había pedido nunca.
Subí las escaleras de dos en dos hasta llegar al cuarto de mi hijo. Estaba dormido profundamente en su cama y tapado hasta las orejas con la colcha blanca con motivos de coches rojos.
Abrí el armario y con cuidado de no hacer ruido saqué la pequeña maleta de Bob Esponja y comencé a meter mucha ropa variada. Desde camisetas y pantalones hasta algún cuento que siempre le ayudaba a dormirse.
La capeta azul estaba en la mesilla de mi hijo, siempre visible y a mano. La sentía como un salvavidas, era el objeto que regiría mi destino a partir de ya.
La cogí y salí con ella al pasillo. Mis pasos me llevaron hacia el dormitorio pero pararon antes de abrir la puerta doble al no saber si quería ver lo que había al otro lado realmente.
Bajé hasta el primer piso y me metí en el despacho de Edward. Me senté en el imponente sillón blanco y abrí la carpeta sacando las pruebas que mandarían a Nicole a la cárcel por estar trabajando sin haber obtenido el título. Cuando estaba repartiendo los papeles encima de la mesa me fijé en la foto que adornaba el escritorio. Era la misma que había en su oficina y para mi sorpresa esta seguía allí. Intacta.
Me quedé tan absorta mirando la foto que no me di cuenta de que las puertas se habían abierto mostrándome a un Edward vestido de traje que me miraba con el ceño fruncido.
-¿Bella?- preguntó como si estuviese hablando solo- ¿qué haces aquí… a estas horas?
-¿Querías hablar conmigo no?- le pregunté recordando la petición de Alice ayer- pues aquí estoy.- le dije cruzándome de brazos. La posición en la que nos encontrábamos me hacía a mí la dominante y a é el sumiso por decirlo de alguna manera. Era increíble el poder que tenía el cambio de posiciones. Ahora que era yo la que estaba detrás del escritorio me sentía la fuerte en este asunto.
-Bueno sí… pero no esperaba que fuese… ahora- me dijo entrando al despacho hasta situarse delante de mí, tan solo separados por la mesa.
-Ahora o nunca Edward.
-De acuerdo lo primero siento haberte tratado así las últimas veces….- comenzó mirando a la mesa.
-Eso me da igual, al grano Edward- le pedí. Y es que no quería perder la oportunidad que estaba teniendo en estos momentos de hablar con él serenamente.
-En ese caso… yo no he pedido la completa custodia de nuestro hijo. Te dije que lo no haría y no lo haré. Por favor créeme en esto.
- De acuerdo te creo- dije sacando los documentos restantes de la carpeta.
-¿Qué? ¿Así sin más?- me preguntó alucinado mientras se apoyaba con las palmas de las manos en la mesa.
-Sí, aunque ese ‘sin más’ va con matices… ¿o es que no debo de creerte tan fácilmente Edward?- le dije mirándolo fijamente.
-Por supuesto que sí- me indicó indignado por haber dudado de su palabra.- sabes que yo nunca te mentiría respecto a Ethan…
-Cállate Edward.- su último comentario trajo a mi memoria el episodio del restaurante cuando me dijo cuanto le había costado el tener un hijo conmigo. Concretamente el asco que le dio.
-¡¿Edward, qué hace está aquí?!- gritó una voz desde el pasillo- ¿Cómo tienes la cara dura de presentarte aquí después de todo lo que le has hecho a Edward?- me dijo con una mirada de asco y menospreciándome.
-Y yo no sé como Edward es tan gilipollas de dejar que una loca como tú duerma bajo el mismo techo que su hijo…
-Bella, yo nunca pondría la seguridad de Ethan en peligro a propósito.- dijo un Edward picado.
-Entonces no sé qué haces durmiendo y viviendo común señorita que ni el título de psicóloga tiene aunque ejerza la profesión, que mandó al hospital a su ex –novio y que su familia está compuesta por influyentes abogados que manipulan pruebas haciendo que asesinos salgan a la calle impunes con tal de conseguir prestigio.
-No te metas con mi familia hija de puta- me gritó Nicole. Intentó acercarse a mí con la mano alzada pero Edward la agarró de la cintura evitándolo- Edward mírala está celosa. Solo son celos e intenta separarnos.
-¡Bella te has pasado! ¡No puedes ir diciendo tales cosas por ahí… cualquiera pensaría que son verdad!- me gritó Edward enfadado.
-¿Qué son verdad?- pregunté asombrada- pones mi palabra en duda frente a la de una… ¡enferma mental!- le dije señalando a Nicole. Esta se revolvió en el agarré de Edward intentando llegar hacia a mí.
-No te consiento que entres a mi casa para llenarnos de odio y blasfemias- me dijo Edward.
-Está bien Edward. Si tú no quieres creerme no lo hagas. Piensa que he dicho lo que tú quieras, pero a mi hijo me lo llevo, no voy a permitir que esta mujer le haga daño.- pasé por su lado con la cabeza alta mostrando tranquilidad y frialdad. La realidad era otra, por dentro me rompía poco a poco al pensar que Edward no creía en mis palabras, que la creía a ella frente a mí incluso aunque la vida de su hijo estuviese en peligro. Nuestro hijo que tantas veces me había repetido que era su prioridad… me tragué las ganas de llorar mientras subía las escaleras y al entrar a la habitación de mi hijo me lo encontré en la cama sentado, completamente vestido y con la maleta a su lado.
-¡Mamá!- gritó en cuanto traspasé la puerta. Sus pequeños brazos intentaron rodear mis piernas y yo bajé a su altura para darle un gran beso en la frente y abrazarlo.
-Ethan coge tu maleta cariño, ahora vas a vivir con mamá- le dije en tono comprensivo y acariciándole la cabeza. Pensaba que se pondría triste por tener que dejar su habitación y sus juguetes pero ocurrió lo contrario.
-¿Y ya nunca más amos a vover a eta casha?- me preguntó con una sonrisa. Yo sorprendida negué con la cabeza.- ¡¡¡Bien!!!
Cogí a mi hijo con una mano y en la otra llevaba su maleta mientras bajábamos las escaleras. Al llegar al último escalón vi como mi hijo se rascaba los ojos con sueño así que lo cogí y lo cargué a mi cadera para salir de la casa que tan buenos momentos me había otorgado.
-¡Bella no! ¡No te lo lleves por favor!- me pidió al borde de un ataque de nervios.- No lo alejes de mí…- me pidió traspasándome con una mirada verde vacía. Yo miré a mi hijo que miraba atento a su padre pero no hacia intenciones de separarse de mí para ir hacia él.
-Yo no soy como tú, no voy a alejarle de ti- le contesté bajando a Ethan hasta que toco el suelo. En ningún momento aparte la mirada a Edward.
-Bella te juro que yo no he pedido…- comenzó de nuevo a explicarme.
-¿Si tú no me crees porque debería hacerlo yo? Tan solo tengo un ataque de celos ya se me pasará- dije con toda la frialdad posible que pude fingir- Ethan sale un beso a papá y despídete de él hasta mañana.
-Adiós papi- dijo mi hijo tirando de los pantalones de Edward. Este bajó hasta su altura y le abrazó fuertemente contra su pecho. Cerró los ojos mientras olía la suave fragancia de bebé que desprendía el pelo de nuestro hijo.
-Adiós cariño- dijo dándole un beso en la mejilla y revolviéndole en pelo. Mi hijo corrió hacia mí y lo volví a coger en brazos mientras salíamos de esa casa en dirección a mi coche. Por el camino me iba concentrando y convenciéndome a mi misma que si Edward no me creía, pues él vería. Me dolía dejarlo en manos de esa arpía pero estaba emocionalmente agotada de luchar contra algo que ni siquiera estaba materializado.
estan hermosas las imagenes de todos los capitulos :)
ResponderEliminarGracias!!! :D
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