martes, 24 de enero de 2017

Capítulo 32

Capítulo 32
EDWARD PVO

El cielo de Seattle descargaba lluvia sin piedad sobre toda la ciudad. Era de esa lluvia que te calaba hasta los huesos, en los pocos segundos que tardé en salir de la prisión hasta llegar a mi coche.

Nicole estaba en prisión preventiva desde hace 5 días, exactamente los mismos días que han pasado desde que intentara llevarse a Ethan. Esta mañana aprovechando que era sábado y la familia de Bella estaba en el hospital con ella y mis padres estaban cuidando a Ethan, decidí venir hasta aquí con el fin de encontrar la respuesta a tantos problemas que nos ha causado Nicole.

Cuando entré en prisión me hicieron un breve examen y tuve que pasar mis pertenencias por el escáner. Me llevaron hasta una sala grande con muchas mesas y sillas repartidas por todo el espacio, parecía una especie de comedor. Me senté en una de las mesas más próximas a la puerta de salida y pasados unos pocos minutos otra puerta se abrió dejando pasar a Nicole y a dos policías más que la agarraban por cada brazo. Se sentó frente a mí mirándome con una sonrisa y tras meses sin verla pude apreciar sus rasgos nuevamente.

-¡Edward!- exclamó con alegría al verme- sabía que tarde o temprano volverías a mí.

-No vuelvo a ti Nicole. Tan solo he venido a hacerte unas preguntas y espero no volver a verte en la vida- dije con dureza.

-Pues tú dirás- dijo tomando una pose relajada sobre la mesa.

-Te imaginarás que quiero saber qué problemas te ha causado mi mujer o mi hijo para que hayas estado a punto de matarlos a ambos en menos de una semana.

Nicole se rió ella sola durante unos segundos.

-¿Tú mujer?- volvió a reírse- Estáis separados, divorciados, así que no es tu mujer es tu compañera de casa y supongo que también de cama por lo que pude ver hace unas semanas- dice antes de hacer un semicírculo con su mano sobre su estómago, como dibujando una barriga de embarazada.

-Es mi mujer. Estamos casados de nuevo desde hace unos meses.

-Pero que estúpido eres Edward, de verdad. Siempre tan manipulable… ¿alguna vez vas a tener amor propio y dejar que la gente deje de manipularte? Primero tu Isabella te la pega con otro durante meses, meses en los cuales tú no sabías nada y la seguías tratando como una diosa. Después conmigo, hice de ti lo que quise, ‘’Ed comprame esto’’ y me lo comprabas, ‘’Cielo dila a Bella aquello’’ y se lo decías. No tienes personalidad Edward- se burló.

A medida que hablaba la rabia comenzaba a fluir por mis venas de nuevo y sin pensarlo me incliné sobre la mesa y la agarré del cuello del mono amarillo que llevaba puesto.

-Dejarme manipular por ti ha sido el mayor error de mi vida zorra- espeté contra su cara- ¡y ahora respóndeme!- la grité dando un golpe contra la mesa.

-Realmente me da igual lo que quieras saber, saldré de aquí en unos días, en cuanto mi padre lo solucione. Así que si no quiero no tengo la necesidad de decirte nada-

-No te pongas chulita conmigo. Ni tu padre te va a sacar de esta. A parte de mi testimonio en el accidente, y el de mi padre con lo que hiciste a Ethan hay muchas más pruebas contra ti. Así que lo siento, pero no es que tengas las de perder, es que ya has perdido Nicole.

Se volvió a reír.

-Piensa lo que quieras. De todas formas tú ya no me sirves así que puedo contártelo y si dices una palabra fuera de aquí, será tu palabra contra la mía, no hay testigos.

-Habla zorra.

-El objetivo no eres tú si eso es lo que crees. No hay nada romántico en esto. No te conocía cuando empezaste a venir a mi consulta pero luego hice algunas averiguaciones y ¿sabes qué? Resulta que eras uno de los empresarios de Seattle con mayor perspectiva profesional a corto plazo, o sea que te estabas forrando. El hecho de que tu mujer te engañara tan solo me abrió las puertas hacia ti, me facilitó mucho las cosas. Los primeros meses fueron bien pero cuando intenté quitarle a Isabella la custodia del mocoso impertinente en vez de separaros definitivamente, a la larga hizo que volvierais juntos.

<< Sé por experiencia que los que engañan una vez, engañan dos. Así que prepárate Ed, querido, tu mujer se volverá a follar a otro que no eres tú- se rió- Podría haber esperado a que eso pasará, que dejarais la relación y volver contigo. Además para entonces, en un año más o menos calculaba, tendrías aun más dinero. Pero cuando me encontré a Isabella en el supermercado lo que no esperaba es que hubieras tenido las agallas de dejarla embarazada de nuevo. El nuevo mocoso me complicaba aun más las cosas, así que cuando ese día salíais del médico casualmente os vi y os seguí. No tenía nada planeado hasta que después de ir detrás de vosotros durante 10 km pensé que un pequeño choque no le haría daño a nadie menos al feto. El feto es tremendamente frágil y un pequeño accidente puede acabar con él, como así fue- volvió a reír-

<< Todo esto se lo conté a mi hermana Jane, sabía que iba a haber problemas con la policía, abogados…etc. Pero todo se calma con dinero ¿sabes?, lo que pasa es que yo no tengo tanto dinero ni mi hermana tampoco. Así que tras pensarlo mucho, sopesar los pros y los contras, decidí que tú mismo pagarías el dinero necesario para que no me culpasen por el accidente de Isabella y la muerte del mocoso no nacido. Sabía que todos estaríais en el hospital y que la casa estaría vacía durante días, así que Jane y yo entramos en ella. Durante la temporada que estuve en tu casa te cuidaste mucho de no dejarme ver donde escondías en dinero en efectivo que tenías en casa. Pero tras observar tu comportamiento, vi que siempre pasabas por el vestidor antes de salir de casa. Así que en el vestidor era donde estaba el dinero.


<< Tardé bastante en encontrarlo, porque lo tienes bien escondido ¿eh?, tienes una pequeña caja fuerte dentro del sillón central. Quité la almohada que lo recubre y voilá, billetes y billetes y billetes- dice riendo encantada- era el paraíso. Pero justo cuando descubrí la caja fuerte oí las voces debajo de dos personas que no pertenecían a mi hermana Jane. Salí al pasillo y el mocoso impertinente de tu hijo estaba ahí. Me vio y gritó, supuse que tú estarías con él así que lo cogí e intenté callarlo pero el chaval tiene unos pulmones potentes. Jane saltó por la venta, seguidamente intenté saltar yo pero justo en ese momento llegó tu padre y me pegó. Por cierto eso le va a salir caro.

-Ese va a ser el último de tus problemas Nicole. ¿Entonces todo esto ha sido solo por el puto dinero?- la pregunto gritando.

-¿Solo por el dinero? Edward el dinero mueve el mundo.

-¿Qué clase de sangre fría tienes Nicole? Has puesto en juego la vida de mi mujer y de mis hijos.

-Siento la muerte del pequeño mocoso 2- dijo fingiendo voz de arrepentimiento.

-¡Eres una zorra!- le grito poniéndome en pie y dando un golpe a la mesa.

-Solo soy una persona tenaz que consigue siempre lo que quiere Ed. Y tal vez ya no pueda acceder a tu dinero, pero sé que siempre estaré en tu vida porque gracias a mí el mocoso consentido de Ethan será hijo único.

-De verdad que me pregunto cómo pude estar contigo tanto tiempo- digo asqueado.

-Yo puedo responderte a eso. Porque soy una chica guapa, lista y que folla bien. La antítesis de tu mujer.

-Con ella ni te compares- la digo en tono bajo y amenazante- ella es mil veces mejor que tú. Y aunque no es de tu incumbencia te diré que también folla mejor que tú, me vas a comparar….- digo mientras abandono la sala.

-Volverá a serte infiel Edward. Volverá a engañarte- la escuché gritar.

-Ah y una cosa más Nicole, tu plan para provocar un accidente no ha tenido consecuencias irreversibles. Mi segundo hijo nació hace 6 días y es un niño fuerte- digo saliendo de la sala definitivamente.

Ahora a resguardo de la torrencial lluvia de Seatlle dentro del coche, sopeso entre ir a nuestra casa o ir al hospital. He salido esta mañana a las 10 prometiendo a Bella que volvería pronto y ya son las 12:30. Finalmente decido pasar por nuestra casa y ver con mis propios ojos los destrozos que habrá hecho Nicole intentando encontrar el dinero.

Cuando entro a mi casa lo primero que percibo es el familiar olor tan característico de nuestra casa, el cual llevo más de una semana por oler. Llevo una semana sin pisar aquí ya que una vez que me dieron el alta en el hospital, me trasladé a ‘’vivir’’ a la habitación de Bella. Mis padres me llevaron ropa en una maleta y allí es donde como, me ducho y duermo.

Paso por el salón viendo que todo está en su sitio así que subo al piso de arriba. Primero entro en la habitación de Ethan y me encuentro ropa tirada por el suelo junto a algún juguete y las puertas del armario abiertas. No es un gran desorden, de hecho Ethan desordena más su habitación un día normal, aun así recojo todas las prendas y las meto en el armario para que cuando volvamos a casa todo esté recogido.

En segundo lugar voy a nuestro dormitorio al entrar veo que todo está en orden, la cama hecha, los cojines están puestos en orden sobre ella y los diferentes objetos que adornan las mesitas de noche están en su sitio habitual. A continuación me giro y miro el vestidor que da al baño. Está hecho un desastre, prácticamente no quedan prendas de ropa dentro de los cajones ni colgadas de perchas, todo está tirado por el suelo. Veo el que banco central que usamos normalmente para ponernos los zapatos está volcado. Al ponerlo en pie observo que la almohadilla que lo recubre ha sido rasgada dejando a la vista el pequeño espacio donde se encontraba el dinero. No recuerdo que hubiera mucho, tan solo 5.000 dólares aproximadamente.


Echo otro vistazo y decido llamar a la policía, que revisen todo y que quede constancia de que es la segunda vez que Nicole entra en esta casa sin permiso. La policía acude rápidamente y está alrededor de dos horas analizando toda la casa. Al terminar uno de los policías se acerca  a mí para informarme de lo que han encontrado.

-Hemos encontrado huellas en la ventana de su habitación, por la parte de fuera, la que da a la terraza. Esto nos hace pensar que posiblemente fuera por esa terraza por donde accedieron a la vivienda.

-Pero eso es casi imposible. La terraza está a una altura considerable y además está de cara a la calle, es decir que cualquiera que pase por enfrente de la valla podría verla colándose.- le explico.

-Hay una farola justo al lado de la terraza. Seguramente les ayudo a subir. En este momento es todo lo que puedo decirle señor Cullen cuando el informe de los técnicos haya acabado le daré más información. Tenga un buen día- dijo despidiéndose.

-Igualmente y gracias.

En cuanto vi como los diferentes coches de policía abandonaban mi casa subí nuevamente al vestidor. Las cosas no habían cambiado respecto a como estaban antes, así que me entretuve en colocar cada prenda en su lugar. Cuando terminé todo parecía haber vuelto a su estado habitual menos el destrozado sillón, para el cual tendría que encargar un recubrimiento nuevo.

Al dar otro vistazo a la habitación pensé en cuando trajéramos al bebé aquí, cuando al fin seríamos una familia de cuatro, y recordé todas esas cosas necesarias para un bebé que no habíamos preparado aun confiados en que tendríamos tiempo antes de que naciera.

Subí al desván y bajé las cosas que usamos con Ethan como la cuna, la cual monté a los pies de nuestra cama, un cambiador que dejé en el baño de nuestra habitación junto a una bañera especial para bebés, una cuna moisés que coloqué en el salón, la sillita para el coche y el carrito de bebé que dejé plegado en el recibidor. A medida que fui sacando esas cosas y montándolas iba recordando más cosas necesarias para un bebé, como biberones y ropa.

Los biberones sé que estaban en una caja en la despensa así que me limité a bajar la caja para que estuviesen más accesibles cuando fueran necesarios y la ropa estaba metida en cajas de cartón en la parte superior del armario de Ethan.

Tuve que abrir varias cajas hasta que di con la que tenía la ropa de recién nacido. Elegí un par de conjuntos y bodies y los lavé a mano en el fregadero de la cocina. Después los saqué al patio donde los dejé tendidos en el pequeño porche para que se secaran y no se mojasen con la lluvia que seguía bañando Seattle.

Cuando terminé todo subí a nuestra habitación y me metí en el baño para darme una ducha. No sabía cuando echaba de menos la ducha de mi casa, ni el característico olor de mi champú y del gel de argán que Bella se empeñaba en que usase. Todo eso por no contar el hecho de que era agradable saber que tenía agua caliente ilimitada.

Al salir me sequé concienzudamente y con la toalla amarrada a la cintura fui al vestidor. Elegí unos pantalones de deporte, una camiseta y una sudadera, cogí ropa de cambio para mí y para Bella suficiente para pasar una semana. Al igual que cogí otro pijama para ambos, pues Bella me había dicho en numerosas ocasiones que llevar el camisón del hospital la incomodaba.

Cuando vi el reloj maldije para mí mismo, era demasiado tarde, eran casi las 7 de la tarde, en lo que llegaba al hospital las 8, y había prometido a Bella esta mañana que volvería pronto.
Me monté en el coche y conduje más rápido de lo normal hasta el hospital. Cuando entré en la habitación de Bella me encontré a Ethan apoyado en el pecho de Bella, mientras está le leía una historia divertida a juzgar por las carcajadas del pequeño.


-Hola- dije sonriente acercándome a la cama.

-Papi- saltó Ethan a mis brazos.

-¿Qué haces con mami campeón?- Ethan solo se limitó a girarse y señalarme con el dedo el libro que Bella tenía en las manos.

-Estábamos leyendo la historia de los dragones patosos, ¿verdad cariño?- dijo Bella.

Con Ethan en brazos me acerqué hasta ella y sentándome en el borde de la cama la di un beso en los labios.

-¿Dónde estabas?- me preguntó seria- he preguntado a todos por ti y nadie te había visto, llevo desde las 4 de la tarde preocupada.

-Tranquila Bells. Fui a ver a Nicole como te dije y después he estado en nuestra casa.

-¿Has logrado saber qué es lo que movía a la loca de Nicole para hacernos eso?

-Sí, pero te lo contaré después- dije mirando con intención a Ethan en señal de que no quería hablar nada de Nicole delante de él.

-Vale. Pero podías haber llamado si te ibas a retrasar, de verdad que estaba preocupada-

-Relájate, no me ha pasado nada. Todo está bien y ahora vamos a cenar los tres antes de llevar a este niño con sus abuelos- dije levantándome de la cama.

-Tu madre ha vuelto a traer la cena, así que ahorrate el paseo a la cafetería- me dice con gracia- la he intentado convencer para que deje de hacer comida para nosotros tres, pero ella insiste. Hoy ha traído pastel de carne, está ahí- dijo señalando la fiambrera térmica que descansaba sobre el sillón de la habitación.

-¿Tú has cenado?- la pregunto. A Bella solían traerla la comida del hospital pero después de días comiendo esa asquerosidad y con consentimiento médico, había decidido comer con nosotros comida de verdad y dejar de comer la comida que la daban.

-No, aun es temprano para cenar. Pero haré un esfuerzo por vosotros- dijo riendo e incorporándose en la cama.

Abrí la fiambrera que mantenía la comida caliente y el olor especiado del guiso de la carne inundo mis fosas nasales, mentalmente me traslade a esa época en la que Jasper y yo aun vivíamos con mis padres y mi madre nos hacía este pastel para cenar cada jueves. Serví tres raciones, una para cada uno, en los platos desechables que mi madre había comprado hace unos días. También trajo consigo unos cubiertos de su casa para no tener que usar cubiertos de plástico. Bella comió en la cama, Ethan sentado en la cama de Bella y con el plato apoyado en la bandeja de hospital que hay en la habitación y yo sentado en el sofá con el plato sobre mis rodillas.

Cuando terminamos Ethan comenzó a bostezar y antes de que fuera demasiado tarde le cogí en brazos, nos despedimos de Bella y le llevé a casa de mis padres.  Subí a Ethan a la que fue mi habitación y le acosté, cuando me cercioré de que estaba dormido bajé al salón donde se encontraban mis padres con los Swan tomando café.

-¿Ya se ha dormido?- preguntó mi madre.

-Sí, en el hospital ya estaba bostezando así que ha caído rendido.

-Edward, Bella me ha dicho que hoy has ido a hablar con esa mujer, la que provocó el accidente- me dice Bree.

-Sí, así es.

-¿Y has podido saber qué es lo que la motivó a haceros daño?- pregunta Charlie.

-El dinero- conteste serio.

-¿En serio? ¿Casi mata a tres personas por dinero?- dice escéptica Bree.

Ante los ojos llenos de dudas de todas las personas que había en la sala procedí a contarles todo lo que me ha dicho Nicole esta mañana. Cuando termino todos están atónitos, no creyéndose que una persona fuese capaz de matar solo para apropiarse de dinero. Eso en las películas vale, pero en la vida real no suele suceder a menudo.

Cuando me despido para irme y volver al hospital Renée me llama.

-Edward espera- dice para llamar mi atención- sé que llevas todos estos días quedándote a dormir con Bella en el hospital pero por qué no me quedo yo hoy, así tu puedes quedarte a dormir aquí y despertar con Ethan. Sobre todo porque aun estás recuperándote del accidente tú también hijo- dice mirando mi collarín.

-Te lo agradezco Renée pero realmente quiero estar con Bella después de todo lo que hemos pasado. Además está Owen en el hospital y si pasa algo quiero estar ahí. Por otro lado Ethan estará bien cuidado aquí por sus abuelos y sus tíos, no va a faltarle de nada, está encantado con ser tan consentido- digo riendo.

-Veo a mi nieto menos de lo que me gustaría así que ahora que puedo le consiento todo lo que puedo- digo riendo.

Me despido nuevamente y me montó en el coche para ir nuevamente al hospital. Cuando llego Bella está viendo algo en a tele porque cuando me ve inmediatamente la apaga.

-Mmmm estoy agotado- digo quitándome la ropa para ponerme el pijama.

-Ya lo veo, tienes cara de cansado- Se aparta dejando vacío un lado de la cama y lo palmea invitándome a tumbarme a su lado- ven aquí.

No dudo acompañarla ni un minuto. Me tumbo a su lado y paso un brazo por debajo de su cabeza para acercarla más a mí.


-¿Quieres contarme lo de Nicole ahora?- dice contra mi pecho.

-Sí- digo antes de comenzar a contarla todo.

La cara de Bella muestra sorpresa y rabia a partes iguales.

-¿Todo por dinero¿ ¿Tanto daño por dinero?- pregunta triste.

-Me temo que Nicole es una persona con una personalidad asquerosa, frívola, calculadora y manipuladora. Capaz de lo que sea para conseguir dinero- la dije.

-Creo que definitivamente está mal de la cabeza, tiene que tener algún problema que la haga no ser consciente del daño que pueden tener sus acciones y el poco valor de sus objetivos.

-Ojalá ella tuviera una escusa tan buena, pero me temo que no tiene ninguna enfermedad, salvo la avaricia.

-Además es cierto que la empresa ha crecido mucho en los últimos tres años, pero aun así no somos millonarios ni nada por el estilo. Hay hombres mucho más ricos que tú en la ciudad.

-Actualmente no estoy seguro de cuanto facturamos anualmente, quizás la suma total si llegue al millón de dólares brutos. Pero quitando impuestos, tasas y pagos, al final serán unos 700.000 al año. No sé, la parte de contabilidad la lleva Jasper- la digo.

-Espero que se pudra en la cárcel.

-Estoy seguro de que así será- la digo abrazándola fuerte y dándola un beso en los labios.

A los pocos segundos caigo rendido y Bella conmigo, ha sido un día muy largo.

A la mañana siguiente despierto a las 9 de la mañana sintiendo unas caricias en mi cabeza, alguien está jugando con mi pelo y sé exactamente de quien son esas manos que me proporcionan caricias suaves.

-Buenos días cielo- dice Bella mientras me da un beso en los labios.

-Buenos días amor- la contesto.

-¿Has descansado?-

-Mucho- digo abrazándola de vuelta- necesitaba dormir.

-Me alegro.

-Voy al baño- dije levantándome de la cama y metiéndome en el baño donde me cambie de ropa y me asee un poco. Al salir a la habitación vi que había un doctor y una enfermera junto a Bella.

-Buenos días señor Cullen-

-Buenos días doctor Miller, ¿ocurre algo?- la hora normal de que venga el médico es sobre las 12 del medio día y tan solo son las 9:15 de la mañana.

-Quería revisar la incisión Isabella- dice dirigiéndose a ella- ha pasado una semana desde la operación así que debería haber curado lo justo como para que puedas ir hoy a ver a tu bebé.

-¿De verdad?- pregunta Bella emocionada.

-Sí todo está como debe estar, no habrá problema.

Yo me coloco a un lado de la cama de Bella donde no moleste al doctor y a la enfermera mientras veo como levantan el apósito que cubre la incisión. Entre los puntos que enmarcan la línea vertical veo una línea rosada que es justo por donde se realizó el corte.

-Creo que está lo suficientemente curada como para que puedas ponerte en pie con ayuda e ir ver al bebé en silla de ruedas en el ala neonatal- dice volviendo a poner un apósito nuevo sobre la incisión.

-¿Cuándo… cuándo puedo ir?- pregunta emocionada Bella.

-Cuando tengas una silla d ruedas, ¿cuánto puede ser eso Rosie?- pregunta a la enfermera.
-5 minutos si hay alguna en el pasillo- dice la enfermera saliendo de la habitación.

Abracé a Bella emocionado, ambos lo estábamos, estábamos deseando que llegara el día en que ambos pudiéramos estar con nuestro hijo juntos. Conocerle yo solo cuando no sabía si Bella iba a volver a mí es una de las peores experiencias de mi vida y que jamás olvidaré.

Cuando la enfermera volvió con la silla, entre ella y el doctor ayudaron a Bella a ponerse de pie y después a sentarse en la silla. Seguidamente nos pusimos en marcha hacia el ala neonatal, yo iba a un lado de Bella dándola la mano. No hacía falta decir nada, los nervios se sentían en el ambiente.

Cuando entramos a los cuneros nos hicieron ponernos los trajes esterilizados a los que yo ya estaba acostumbrado. La enfermera me reconoció nada más entrar y rápidamente nos indicó el camino hacia Owen. En este pequeño trayecto solo yo empujaba la silla de Bella, la enfermera y el doctor se habían quedado fuera para darnos intimidad.

Cuando estuvimos frente a la cuna coloqué la silla de ruedas al lado de la incubadora para que Bella tuviera la mejor visión posible del niño.

-Este es Owen cielo- la dije mientras veía como lágrimas de felicidad surcaban su cara.

-Oh Edward es perfecto, es guapo y tan pequeñito…- dijo poniendo la mano sobre el plástico de la incubadora- Hola Owen, soy mamá y no sabes las ganas que tengo de poder cogerte en brazos y llevarte a casa.

Yo me puse detrás de Bella apoyando mi barbilla sobre su clavícula para poder ver los dos la misma imagen: la de nuestro hijo descansando pacíficamente y su cuerpo subiendo y bajando por la respiración.

-El niño cada día crece un poco- nos dice la enfermera- se nota que quiere irse a casa. Si sigue así en unos días le pasaremos a las otras incubadoras y podrán cogerle en brazos, incluso alimentarle. Si no es indiscreción, ¿se está sacando la leche?- pregunta a Bella. Esta deja de mirar por un momento al bebé y responde.

-No la verdad.

-Bueno quizás aun no la ha subido la leche del todo. En el momento en que sienta los pechos adoloridos use un sacaleches para evitar contraer una mastitis y así estar preparada para cuando este pequeño quiera alimentarse.

-No tengo un sacaleches, tampoco sé cómo se usa. Con nuestro anterior hijo no le necesité.

-Oh por eso no tiene que preocuparse, en el hospital siempre tenemos sacaleches precisamente para estas ocasiones donde el bebé no puede tomar el pecho de la madre. Iré a por uno y se lo mostraré- dijo antes de dirigirse a un armario y volver con una caja de cartón en la cual había varias piezas para montar un aparato de esos. Una vez montado la enfermera enseñó a Bella como usarlo mientras yo atentamente miraba el procedimiento.

Estuvimos un rato más con el bebé y más tarde bajamos a la habitación con el nuevo aparato en las piernas de Bella. Pasamos la mañana hablando sobre el bebé y haciendo suposiciones sobre como actuaría Ethan cuando le conociera esa tarde.

A la hora de comer vinieron Charlie, Renée y Bree junto con Ethan que pasaría con nosotros toda la tarde hasta que le llevase a dormir con sus abuelos esta noche. Le costó entender que por ahora no dormiría en casa ni en el hospital con nosotros, pero tras una noche de llantos y rabietas al fin asumió que por ahora las cosas iban a ser así.

Sobre las  de la tarde llevamos a Ethan a ver a su hermanito. Coloqué a Bella en la misma posición de esta mañana y cogí a Ethan en brazos para que pudiera observar a su hermano desde arriba.

-Ethan te presento a Owen. Este es tu nuevo hermanito, ¿qué te parece?- le pregunté con alegría.

-Es feo- dijo tenaz.

Bella y yo nos miramos sorprendidos, bajo ninguna circunstancia esperábamos esa reacción por su parte.

-No es feo cielo, solo que acaba de nacer. Es pequeñito- le explicó Bella- ¿te acuerdas de cómo era la prima Hayden cuando nació? Pues ahora Owen también es así.

-¡Sí es feo!- dijo enfadado- está arrugado y no tiene ojos- espetó. Owen tenía los ojos tapados con algodones para protegerlos de la luz.

-No cielo, tan solo tiene tapados los ojos. Como cuando tú te pones las gafas de sol, pero sí que tienes ojos ¿no?- le pregunto.

-Dentro de un poco podrás jugar con él cariño- le dijo Bella.

-¡No, nunca voy a jugar con él! ¡No quiero!- dijo agitándose en mis brazos para que le bajara al suelo.

-¿Pero si estabas muy contento con tener un hermanito que fuera chico no?- le dijo Bella.

-Ya no, no quiero hermanitos mami.

-Bueno creo que por hoy ya está bien de tanto amor de hermanos, volvamos a la habitación- dije sentando a Ethan en la silla encima de Bella, pero con cuidado de que no la tocase el abdomen. Yo conduje la silla hacia el ascensor y nuevamente hacia la habitación de Bella, donde Alice estaba esperándonos.

Cuando Bella estuvo de nuevo acomodada en la cama la contamos lo que acababa de pasar entre Ethan y Owen y su reacción fue reír.

-Creo que es lógico que ver a un bebé que no hace nada y está metido en una urna no le guste nada a Ethan. Además Owen está lleno de tubos, eso un niño no lo entiende. Cuando llevéis a Owen a casa, vestido con ropita de bebé, cuando le oiga llorar y le vea comer, seguro que cambia de opinión- dijo Alice.

-Ojalá tengas razón Alice. De verdad que no me esperaba esta reacción por su parte, se tomó bien la noticia de que iba a tener un hermanito- la dijo Bella.

-Tiene 4 años, déjale.

Alice fue esa noche la encargada de traernos la cena a los tres, fajitas, solo que esta vez la convencimos de que se uniera a nosotros. Después de llevar ella misma llevó a Ethan a casa de mis padres para que durmiera allí dejándonos solos a Bella y a mí.

-Es extraño una parte de mí se siente feliz por haber conocido a nuestro hijo y otra se siente terriblemente triste porque siento que este nuevo bebé de alguna manera ha quitado felicidad a Ethan.

-¿Pero qué tontería estás diciendo Bella?

-Ethan ha tenido el cariño exclusivo estos 4 años casi 5 tanto por nuestra parte como por la parte de Alice y Jasper, tus padres, los míos, mi hermana… Y ahora tendrá que ver como ese cariño es repartido entre él y su nuevo hermano. Por no hablar de los juguetes, la atención…etc.

-Sabíamos que en algún momento Ethan dejaría de tener la exclusividad, porque teníamos claro que queríamos tener más de un hijo. Es la primera vez que ve a su hermano así que no te atormentes pensando que siempre va a ser así. Además nuestro amor por Ethan nunca va a mermar así tengamos 10 hijos- dije riendo para animarla y dándola un beso en la frente.

-Solo quiero que seamos felices, los cuatro. Me ha impactado su reacción porque realmente yo estoy muy feliz de ser cuatro en vez de tres en la familia. Aunque tener a tres chicos Cullen en casa…. Va a ser interesante- dijo riendo.

-Ni te imaginas- la dije besándola-

-No, no puedo imaginarme como de larga puede ser la cola de mujeres esperando su turno frente a nuestra casa- dice bromeando.

-Bueno a mí solo me interesa una mujer y suele estar dentro de casa. Estoy seguro que para Ethan será así durante los próximos 10-11 años y para Owen durante los próximos 15 años. Así que no te preocupes- la dije besándola de verdad.

-Te quiero- me dijo acariciándome la mejilla- y ahora, ¿me acompañas a darme una ducha?- me pidió.

-Por supuesto- la ayudé a levantarse y a ir hasta el baño dando pasitos cortos y lentamente.

Una vez allí la desaté el nudo del camisón del hospital, la quité el apósito que cubría la incisión y la metí bajo el agua una vez estuve seguro de que el agua estaba bien caliente. Yo me desnudé en seguida para acompañarla bajo el agua. Esta ducha no tenía nada de sexual, tan solo las ganas de ayudarla y hacerla sentirse limpia y fresca. Pasé mis manos enjabonadas por todo su cuerpo mientras ella se lavaba el pelo y cuando estuvo limpia, la coloqué debajo de la ducha para aclarar el jabón.

Una vez fuera yo con la toalla amarrada a la cadera me senté sobre la tapa del váter para secarla las piernas, el abdomen y la espalda. La coloqué un nuevo apósito sobre la incisión y la ayudé a ponerse el pijama que la cogí ayer de casa. Un pijama corto de algodón que era sin dudas mucho más cómodo que el camisón del hospital.

Cuando iba a ponerla la parte de arriba me paró.

-Espera- dijo sujetándome las manos- quiero empezar a probar eso del sacaleches. Siento el pecho pesado y me duele un poco, creo que podríamos probar a ver si así me alivia un poco.

-Claro. Voy a por él dije saliendo a la habitación. Cuando volví Bella, con el torso desnudo, se miraba en el espejo.

-Ya se van notando menos- dijo refiriéndose a los cardenales que había por su cuerpo.

-Te lo dije- la comenté besándola la nuca.

Acto seguido la ayudé a sentarse sobre la tapa del váter donde estaba yo antes y la pasé el sacaleches. Lo colocó sobre el pezón y apretó el pequeño gatillo. Inmediatamente empezó a haber movimiento de succión y poco a poco el botecito iba llenándose de un líquido claro pero amarillento. Después de un rato pasó al otro pecho donde hizo el mismo movimiento anterior.

-¿Te ayudo?- la propuse al ver que con la mano izquierda tenía menos maña.

-Por favor- dijo ayudándome a sostener el bote.

Coloqué la boquilla sobre el pezón e hice el mismo movimiento anterior. Al final había algo menos de medio bote lleno de ese líquido amarillo.

-Gracias- dijo mientras me ayudaba a separar el sacaleches de su cuerpo.

-No se merecen- la contesté.

-De verdad que eres el marido perfecto. Tuve suerte de ser tu traductora en esa aburrida conferencia sobre puentes- me dijo riendo y abrazándome- te quiero- dijo sobre mis labios.

-Y yo a ti mi amor- la dije antes de darla un beso mucho más profundo.