Capítulo 21
Bella PVO
Te dije que no te metieras, que Edward era mío. Intenté que Edward te odiara pero no lo conseguí, intenté que lo odiaras a él cuando vieras que intentaba quitarte a tu hijo pero tú volviste a sus brazos. Intente hacerle ver que su vida sin mí era una cosa sin sentido pero viniste tú y lo jodiste todo. Tú. Sobras.- me empujó hacia atrás haciéndome caer de culo al escalón de detrás de mí, no rodé pero me quedé recostada en el escalón demasiado tiempo. Ella aprovechó este tiempo para tomar ventaja y me puso uno de sus zapatos de tacón en mi cuello. Cada vez aumentaba más la presión sobre mi garganta. La visión se me volvía negra por momentos y lo último que oí fue un ''adiós Isabella''
De un momento a otro un ruido de algo que caía me sacó de la inconsciencia y al mirar hacia abajo me encontré con el cuerpo de Nicole rodando escaleras abajo. Paró al llegar al final de las escaleras, cerré los ojos respirando tranquilamente. Hasta que la cordura legó a mí y recordé a mi hijo.
Me levanté de golpe ganándome un mareo y teniendo que apoyarme en la barandilla para no caerme. Mi vista cada vez estaba más entonada, notaba que volvía a la vida cada vez más. Miré el escalón en el que me encontraba antes, donde creí que iba a morir y me encontré con la persona que menos espere que me pudiese defender de Nicole.
Ethan. Mi pequeño bebé me había salvado, tenía lágrimas en las mejillas y se sorbía la nariz ruidosamente.
Me acerqué a él y le abrace.
-Mami, mami, mami… repetía llorando una y otra vez.
-Shh estoy bien cariño- dije con dificultad- gracias mi amor, me has salvado cariño.
-¿Entonches no me vais a castigar por empujar a Nicole?- preguntó mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Le volví a abrazar, sino fuese por él ahora mismo no sé qué sería de mi.
Abracé más fuerte a Ethan hasta que se calmó un poco. Lo llevé a su habitación para que dejara de ver el cuerpo de Nicole tendido en el suelo. Le hice prometer que no saldría de su habitación hasta que yo le dijera y asintió aún con lágrimas en sus mejillas.
Salí de su habitación con una sonrisa fingida para evitar que se preocupase de nuevo. Cuando volví mi cuerpo hacia el pasillo me encontré con Edward. Traía la palabra preocupación escrita en la frente, venía corriendo por las escaleras y soltó un suspiro de alivio cuando me vio.
-Oh dios Bella. ¿Estás bien?- dijo abrazándome y dejando un beso en mi frente- ¿Ethan está bien? ¿Qué coño ha pasado? ¿Qué hace aquí Nicole?- preguntó atropelladamente mientras que yo seguía abrazada a él.
Le devolví el abrazo más fuerte y cuando iba a hablar un inevitable sollozo salió desde mi pecho. Edward me alejó de su cuerpo contra mi voluntad para verme a la cara.
-Ey… shh… tranquila cariño. Estoy aquí no va a pasar nada, tranquila.- intentó reconfortarme a la vez que me abrazaba más fuerte y repartía besos en mi frente y en mis mejillas.

Apoyé la cabeza en su pecho y poco a poco fui tranquilizándome gracias en parte a sus caricias en mi espalda y al sonido de su respiración.
-Cuéntamelo mi amor, ¿qué ha sucedido para que Nicole esté inconsciente al final de las escaleras y tú estés en este estado?- me abracé un poco más a él intentando obtener el calor que mi cuerpo había perdido.
Le conté todo lo que había pasado. Desde que escuché el ruido hasta cuando dejé a Ethan en su habitación. Edward estaba tenso, muy tenso. Su pecho ya no era cómodo, ya no era como un suave colchón ahora era como una piedra lisa. Duro. Me espanté un poco cuando se levantó del sillón de repente haciendo que estuviese arriba y abajo en menos de dos segundos.
-Hay que sacarla de aquí. Llamaré a una ambulancia y cuando la policía pregunté les contarás que fue en defensa propia.- me comunicó con sus manos en mis mejillas para que le mirase a la cara- no te preocupes. Ve con Ethan tiene que estar asustado.
-Pero no puedo dejarte solo, no quiero.- refunfuñé como una niña pequeña.
-Por favor Bella…- me suplicó. Caminé con pasos desganados hacia la habitación de Ethan. Estuve con él abrazado y en silencio no sé por cuánto tiempo pero cuando la puerta se abrió la pesadilla había terminado.
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Había pasado dos meses desde que Nicole rompiera nuestra tranquilidad.
Resulta que ella sí que había roto las fotos se encontró sus huellas en ellas cuando se hizo la investigación. Al final ni siquiera tuve que confesar diciendo que había sido en defensa propia. Dije que sus tacones se rompieron mientras bajaba las escaleras apresuradamente. Sus tacones se habían roto en la caída por lo que hizo toda la versión más creíble.

Hoy era sábado y Ethan se quedaba a dormir en casa de los abuelos para que así papá y mamá pudiesen salir con sus amigos a tomar algo. Habíamos quedado con Tania y con Victoria cada una con sus maridos para salir a ‘’menear el culo’’, palabras de Victoria, por todo Seattle.
Extrañaba salir de fiesta, sí es uno de los motivos por el cual engañe a Edward pero ahora era diferente. Ahora cuando quisiera entrar a una discoteca verían si en la lista esta la señora Cullen no Isabella Swan. Y no, nos habíamos casado pero es que nosotros no nos sentíamos como si estuviésemos divorciados.
-Bella vamos a llegar tarde- me gritó Edward desde el final de las escaleras. Yo estaba en el baño poniendo las plantillas de silicona a los zapatos de tacón para aguantar el ritmo de Victoria y Tania durante toda la noche. Victoria se casó antes que yo y Tania hace dos años pero no habían soltado su licencia de fiesteras, más bien le habían añadido otra; fiesteras casadas.
Aun recuerdo como nos reíamos de los pobres chicos que se acercaban a ellas intentando ligar, ellas les seguían la corriente y en el mejor momento de la noche llegaban sus maridos haciendo que los chicos se quedaran con cara de: ‘’WTF’’
Bajé las escaleras rápidamente pero trastabillé en el tercero, iba a agarrarme a la barandilla cuando Edward me sujetó por los brazos y me acercó a su pecho evitando que me callera. Miré hacia arriba para verle sonreír de la manera ‘’otra vez estamos igual’’.
-¿Nos vamos?- pregunté para que dejara de reírse de mí para sí mismo.
-Nos vamos -dijo mientras sacaba las llaves del coche.

Salí del coche dejando el abrigo, porque una vez estuviese dentro lo único que iba a hacer era estorbarme y empecé a dirigirme a la cola para entrar sin esperar a Edward que también se estaba quitando el abrigo y asegurándose de haber cerrado bien el coche. No estaba ni a tres metros del coche cuando Edward me cogió la mano firmemente para dirigirnos a la cola.

Cuando entramos al club la música a alto volumen nos dio la bienvenida y nos adentramos en la marea humana sin soltar nuestras manos hasta llegar donde estaban nuestros amigos. Pedimos las bebidas y se hicieron pequeños grupos; los hombres se quedaron al lado de la barra hablando de quién sabe qué y las mujeres nos fuimos al lado de la pared hasta que terminamos nuestras bebidas y nos fuimos a la pista de baile.
Bailamos durante hora y media seguida y los tacones empezaron a molestarnos a las tres. Fuimos a la barra a recobrar fuerzas y me empecé a poner nerviosa cuando no vi ni a Edward ni a los demás chicos. Alguien me agarró de la cintura pegando descaradamente su pelvis a mis nalgas y empezó a restregarse contra mí. En cuanto salí del shock del momento debido al atrevimiento del descarado que fuese me di la vuelta y le di un tortazo que hizo que girara la cara. Unas risas a mi lado me hicieron darme la vuelta y descubrí que eran mis amigos riéndose a carcajada limpia y señalando a un punto detrás de mí.
Miré hacia la dirección que señalaban y me encontré con la cara de Edward sobándose la mejilla.
-¡Edward! Oh dios mi amor lo siento- le dije dándole un suave beso en la mejilla- lo siento mucho peor no sabía que eras tú.

Edward me rodeó la cintura con su brazo y me giró hasta quedar frente a nuestros amigos para unirnos al grupo. Notaba como el alcohol empezaba a hacer de las suyas conmigo cuando Edward me preguntó:
-¿Te lo estás pasando bien?- dijo pegando sus labios a mi oreja.
Asentí mientras bebía mi bebida y me di la vuelta para mirarle y darle un beso. Un tirón desde mi brazo izquierdo nos separó, era Victoria que me urgía para ir a la pista a bailar de nuevo.
Volvimos a bailar, no sé si era porque la música era mejor, porque la cantidad de alcohol en mi organismo era mayor o porque tenía todo lo que quería en este momento. Tenía a mi marido en la barra tomando algo, a mis locas amigas meneando el culo conmigo y riendo como si no hubiese preocupaciones. Estaba volviendo a mi vida, porque sí, Edward era mi vida.
Estaba bailando con mi espalda pegada a la de Tania cuando alguien se me acercó por atrás, quito a Tania y se pegó él. Me di la vuelta y me encontré a un chico de unos veintitrés años guiñándome un ojo.
-Te veo un poco estresada morena, ¿te ayudo con eso?- gritó en mi oído para que le escuchara.
-No gracias ya tengo a alguien de mi nivel- dije refiriéndome a la edad- que me desestrese- dije dando a entender por donde iban los tiros.
-Vamos nena, una vez, una noche, nadie se va enterar. Ese culo lleva volviéndome loco desde que te he visto hace más de uno hora.
-A ver niño, déjame. Estoy casada y tengo un niño de cuatro años. Así que si no quieres que mi marido te diga lo que te acabo de decir yo pero de otra forma- dije moviendo mi mano como cuando amenazaba a Ethan con darle un cachete- déjame en paz.- el tío se retiró de mi lado inmediatamente.
-¿Eres madre?- preguntó entre sorprendido y asqueado. Asentí y se dio la vuelta. Enseguida vinieron Tania y Victoria pensando que había jugado con ese chico igual que lo hacían ellas con otros. Les dije que se lo contaría todo más detalladamente luego. De repente se me quitaron las ganas de seguir bailando y les indiqué a las chicas que me iba con Edward a por otra bebida.
Miré a ver si estaba Edward en la barra pero como no lo encontré subí al piso superior donde había mesas y sillas, digamos más o menos como la zona VIP pero que podía acceder cualquiera. Cuando Edward vio que llegaba sola se alarmó un poco peor le tranquilicé con una sonrisa. Me senté a su lado y Edward pasó un brazo por mi cintura acercándome a él un poco más. Los chicos siguieron hablando del mismo tema antes de que yo llegara y al ser beisbol no pude opinar mucho. Se hicieron las tres de la mañana y Dimitri y James decidieron bajar a por sus mujeres para ir a casa. Edward y yo nos quedamos un poco más en la mesa. Las caricias de Edward cada vez subían un poco más de intensidad y apoyó la cabeza en mi hombro.
-Mmmmmm- dijo en voz baja.
-¿Tienes sueño?- pregunté con una sonrisa. Él se limitó a negar con la cabeza y a darme pequeños besos a lo largo del cuello.
-Vaya así que lo que te pasa es que quieres mimitos, ¿no?- pregunté. Él separó su cabeza de mi cuello y asintió mirándome con una sonrisa. Me agarró fuertemente de la cintura con ambas manos y me puso sobre él. Sentada en su regazo empecé a acariciarle el pelo mientras nos besábamos suavemente de vez en cuando.
Entonces recordé que Ethan no estaba en casa y que como era fin de semana Edward no tenía que trabajar. ¿Podría pasar hoy? ¿Podríamos volver a hacer el amor hoy? ¿Podríamos volver a ser una pareja de todas las formas posibles?
Sí podríamos. Podríamos por la simple razón de que por lo menos por mi parte no existía la duda del ‘’ ¿y si falla?’’. Estábamos en pleno beso cuando nos interrumpieron. Eso hubiera sido malo de todas formas por el simple hecho de que nos habían interrumpido pero más malo aún cuando quien nos había interrumpido era… Laurent.
-¡Vaya! Pero si es Bella Cullen, ¿o Swan? Tengo entendido que tu marido se enteró y os divorciasteis- dijo disfrutando del momento.
-Por favor vete- le grité. Miré a Edward temiéndome lo peor y lo encontré con el ceño fruncido, mirándome fijamente sin comprender nada.
-Tú debes de ser el nuevo. Encantado- dijo limitándose a saludarle levantando la mano- tío te aconsejo que la agarres bien, es la mejor de todas las que me he tirado pero lo dejamos… así porque ella quería recuperar su matrimonio- empezó a reírse estruendosamente. Y esas carcajadas solo aumentaron mi miedo interior. El agarré de Edward se hizo más fuerte en mi cintura clavándome sus dedos. Estaba segura de que ya tenía marcas- perdón tío que no te he dicho mi nombre, soy Laurent. El anterior- dijo mirándome divertido.
En mi interior se estaban cociendo varias cosas a la vez. Por una parte quería coger e irme corriendo a llorar al baño. Por otra parte quería levantarme del regazo de Edward e ir corriendo hacia Laurent para golpearle lo más fuerte que pudiera. Y finalmente quería quedarme sentada encima de Edward, abrazarlo fuerte y que él me devolviese el abrazo, que nos olvidásemos de Laurent y volviésemos a la actitud que teníamos antes.
Laurent se dio la vuelta silbando alegremente y yo mire a Edward con pánico. Su mirada estaba fija en la espalda de Laurent cada vez más lejana y había aflojado su agarre en mi cintura para finalmente dejar caer cada brazo a un lado de su cuerpo, sin fuerza, sin vida.
-Edward… - le llamé suavemente para que dejara de mirar a Laurent o más bien la dirección por la que se había ido Laurent. Pero Edward continuó mirando fijamente un punto en la distancia sin hacerme el más mínimo caso.

Sus fuertes brazos agarraron los míos desenredándoles de su cuello con facilidad. Levanté la vista para encontrar su mirada pero él miraba hacia el techo. Y respiraba profundamente.
-Edward…
-Levántate- ordenó con voz dura y sin mirarme.
-Edward por favor….- supliqué.
-¡Levántate te he dicho joder!- dijo empujándome para que me levantase más rápido.
-Edward espera…
Pero no lo hizo. Cogió su chaqueta y se fue dejando pagado las bebidas que habíamos pedido después de que se fueran nuestros amigos. Me quedé mirando su ancha y fuerte espalda alejándose, con lágrimas recorriéndome las mejillas hasta que me di cuenta de que se iba. Y no solo se iba del club sino que también se iba de mí. No podía volver a perderle, no podía. Esta vez no lo superaría, ni si quiera mi hijo podría tirar de mi.

Desesperada me dejé caer en la acera, me abracé las rodillas y comencé a llorar. Había perdido a Edward de nuevo y esta vez ni si quiera lo había visto venir. Creía que estaba haciendo las cosas bien pero algo volvió a fallar y estaba convencida de que esta vez no habría marcha atrás.
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